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La ardilla y los dos depredadores - Fábula*

 

Por:

Ospina Benítez Nicol Dayana – 604*

Tinjacá Hernández Angie Daniela – 604*


En un día cálido, una ardilla salió a recolectar nueces para el invierno. Aunque ella no era la única que buscaba alimento. En otro lugar del bosque se encontraban un tigre y un puma buscando alguna presa que pudieran cazar.

Cuando la ardilla notó que sería la presa de los depredadores trato de huir temiendo por su vida. El tigre la alcanzó primero y soltó una manotada sobre ella tumbándola por un sendero al borde del río. La ardilla aturdida logró levantarse y trepar a un árbol, pero el puma que es muy hábil para trepar árboles también subió al mismo árbol para intentar cazar a la ardilla.

La ardilla estaba agotada tratando de salvar su vida, cansada y asustada, pero insistió valientemente en evitar que sus depredadores la atraparan y aunque el puma también había trepado el mismo árbol, su peso no le ayudó para sostenerse en las ramas y se cayó.

Los dos depredadores decidieron quedarse abajo del árbol porque sabían o aseguraban que tarde o temprano, la ardilla tendría que bajar y ese sería el momento perfecto para atraparla. La ardilla viéndoles desde arriba del árbol y viéndose de algún modo acorralada, les dijo: - por favor, no me coman yo también puedo resultarles de ayuda en algo.

Los depredadores se miraron entre sí y echaron a reír, el puma le dijo en un tono orgulloso y soberbio: - cómo nos podrías ayudar, si eres muy pequeña. Solo nos sirves estando dentro de nuestras barrigas y siguieron riendo.

Al día siguiente los dos felinos estaban sedientos así que quisieron ir al río que pasaba muy cerca de allí para beber agua. No alcanzaron a llegar a la orilla cuando se vieron repentinamente atrapados en una red, una trampa que había dejado algún cazador de fieras salvajes que probablemente quería usar la piel de los depredadores para venderla en algún mercado.

Asustados y aturdidos los dos animales salvajes no sabían qué hacer, creían que pronto sus vidas terminarían y sentían mucho miedo. El tigre y el puma que ahora eran las presas de algún cazador serían ahora los depredados.

La ardilla notó que sus depredadores no estaban en el árbol y aprovechó para salir sigilosamente y seguir en su tarea de recolectar nueces, camino al río se dio cuenta que los felinos habían caído en una trampa que había dejado algún cazador.  El tigre, al ver a la ardilla le imploró que los ayudara. La ardilla se acercó y sintió empatía por los felinos, usó sus dientes filosos para romper la cuerda que sujetaba la trampa y les liberó. Inmediatamente todos se fueron antes de que llegara el cazador que había dejado la trampa. Los dos depredadores se transformarían en los depredados pero son salvados por aquella a quien iban a depredar.

Ya a salvo, los felinos dieron las gracias a la ardilla y le pidieron perdón por intentar cazarla. – Estuvimos en tus zapatos y sentimos pánico de morir, gracias por ayudarnos. La ardilla les perdonó y en adelante decidieron ayudarse entre ellos cuando alguno lo necesitara.

La empatía nos permite ponernos en el lugar del otro y así hacerle bien en lugar de daño.




*Fábula escrita y representada por las estudiantes en el área de lengua castellana durante el aprendizaje del género narrativo y la fábula como una de sus expresiones. La representación se realizó durante la celebración del día del idioma mediante una lectura dramática con máscaras elaboradas por las estudiantes para la clase.


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