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“CIENCIA vs FILOSOFÍA”

 

“Una idea de inicio se considera ridícula,

después se desestima por trivial,

  hasta que por fin se convierte en lo que todo mundo sabe”.

William James

 

Desde el génesis de la humanidad en diferentes culturas se ha buscado el origen de las cosas, personas con disposición mental inclinada a la admiración de los fenómenos intrínsecos y extrínsecos han arribado a explorar estas perspectivas, podemos mencionar a filósofos y científicos; sin embargo, en la época de la filosofía griega no existía tal distinción, la función del filósofo era buscar las causas ultimas de los fenómenos, su dinámica y composición.

 

Si vemos la historia de la filosofía particularmente en los griegos se observa esta integración, Tales de Mileto describe una explicación del universo sin recurrir a lo mitológico y sobrenatural; Pitágoras acento las bases de la geometría, siguiéndolo por esta misma lógica Euclides. Hipócrates gestor de la medicina cuyo juramento hipocrático continúa vigente en las facultades de medicina, Aristarco de Samos ubicó el sol como centro del sistema, señalando que la tierra giraba alrededor del sol, teoría que fue confirmada tiempo después por Copérnico.

 

Podemos mencionar varios ejemplos, donde la filosofía y la ciencia convergen en la búsqueda de la realidad fenomenal, luego no tiene lugar generar una discriminación entre ambas, afirmando que una se impone sobre la otra en el estudio de los fenómenos, lo cual ocurre en los debates académicos. Es importante dilucidar que las manifestaciones de la genialidad humana contienen varios matices, lo artístico, religioso, cultural, científico, filosófico, social, etc. Cada matiz se encarga de profundizar un saber particular, luego las comparaciones entre una y otra no permiten dar  una luz  holística sobre la realidad del fenómeno; estos matices están en el sujeto, y de acuerdo con su claridad mental le servirán para conocer con profundidad el fenómeno.

 


Existe un tipo de violencia epistémica en occidente frente a la manera como se aborda el fenómeno, está la violencia dualista que encarna la teología y las filosofías de corte cristiano donde se otorga dualidad al fenómeno; es decir, al fenómeno físico se le impone un ente trascendente espiritualista que no está suscrito en la materia.

 

El otro tipo de violencia reside en la visión radical del materialismo a ultranza, donde el fenómeno es reducido a ciertos principios fundamentales como la física y la química, cayendo en un cientificismo clásico, la propuesta que hacen algunos científicos actuales como Francisco Varela y Humberto Maturana es trascender estas dos violencias, esto se dará en la medida que se gesten revoluciones científicas, las cuales se nutran de ciertos fenómenos sociales que permiten generar nuevos paradigmas en el ámbito científico, irrumpiendo con la visión dogmática de la ciencia, en ese sentido se han hecho logros como el caso de las ciencias cognitivas y mentales.

 

 

En la ciudad de Kamakura Japón se encuentra la estatua del gran Buda Amitabha de 13,35 metros de alto y con un peso aproximado de 93 toneladas creado en el siglo XIII, su postura evoca el estado de mente suprema y serena que ha trascendido la verdad absoluta de todo fenómeno.

En efecto el desarrollo del espíritu científico no solamente tuvo su génesis en occidente como lo mencionan los libros de historia, en oriente se generaron posturas interesantes sobre la composición de la realidad fenomenal, que la ciencia de hoy da cuenta. El budismo según Tenzin Gyatso es una ciencia de la mente y su fundador el Buda Sakyamuni fue un gran filósofo y científico de la India antigua siendo el primero en descubrir la ciencia cuántica, que más adelante el filósofo indio Nagarjuna retomara, en este sentido, Tenzin Gyatso (2006) sostiene: 

“Para un budista conocedor del pensamiento de Nagarjuna existe una concordancia inconfundible entre la noción del vacío y la nueva ciencia. Si en el nivel cuántico la materia resulta ser menos sólida y definible de lo que parece, tengo la impresión de que la ciencia se va acercando a las nociones contemplativas budistas del vacío y la interdependencia.”

Dado que se reconocen puntos de articulación entre la ciencia y la filosofía, es importante observar su íntima relación en la búsqueda de la realidad y en la manera como se configuran los diferentes fenómenos; es decir, la ciencia y la filosofía se necesitan recíprocamente para profundizar y descubrir los diferentes aspectos que poseen los fenómenos.

Hoy día algunos científicos han querido romper esta brecha entre ciencia y filosofía, donde la posición de algunos científicos es dogmatizar los postulados y los métodos científicos, cercenando la posibilidad de avanzar en el campo científico, anquilosándose en premisas que van cambiando en la medida que se descubren nuevos patrones en la composición del fenómeno.

 

Dentro de los científicos que han buscado congregar estos dos saberes se encuentra Francisco Varela cuyo atrevimiento en explorar la neurociencia cognitiva, aunada con corrientes filosóficas de oriente y occidente, arroja nuevos paradigmas en el saber científico como el caso de la neurofenomenología. Es preciso advertir que la filosofía en particular la oriental cuenta con varios aspectos que enriquecen la visión científica y esclarecen la forma de conocer el fenómeno.

En el caso de la filosofía oriental su enseñanza ha incursionado en ciencias como la psicología, epistemología, ciencias cognitivas, física cuántica y por otro lado ha dado aportes en saberes humanistas como la ética, sociología y naturalmente la filosofía occidental, grandes filósofos occidentales cuyo acicate e inspiración filosófica emana de fuentes orientales como Schopenhauer, Nietzsche, Derrida, Alan Watts, Terence McKenna, y otros pensadores importantes de otras disciplinas como David Bohm, Kent Wilber, Borges y Carl Jung.

Es sorprende como un grupo de intelectuales de talla internacional formados en las mejores universidades del mundo, pioneros en investigación, se inclinan por un saber foráneo, exótico, ajeno a nuestra civilización occidental. En este sentido, Varela (2002) señala:

“¿Por qué el budismo? Porque es la única tradición cultural sobre este planeta – estoy hablando de occidente y oriente-, que ha mantenido una tradición sostenida de análisis fenomenológico de la experiencia bajo una continuidad de método con gran perseverancia y con un gran rigor para acumular un corpus filosófico, de observación, metodológico, extraordinario. Entonces lo menos que podemos hacer es escuchar eso. No se trata tampoco de adoptarlo de lleno, pero sería ridículo rechazarlo sin fundamento, es como si viviéramos en algún apartado lugar de otro continente y de pronto nos diéramos cuenta de que las matemáticas son importantes y que ellas se hicieron hace veinte siglos en Europa y Estados Unidos y las rechazáramos por el solo hecho de ser occidentales. Sería un tanto estúpido ¿no?”.

 

 En efecto; no podemos proferir que el único conocimiento valido es el científico o aseverar que únicamente en occidente se hace filosofía, ese tipo de apreciaciones se quedan en meras elucubraciones que no permiten comprender la complejidad del hecho, no se trata de competir sobre quien tiene la razón, ya que el objeto es escuchar otras posturas a través de la lógica, el análisis y la experimentación y en esa medida asumir un juicio.

Actualmente la ciencia ha aunado esfuerzos para tomar elementos de la filosofía para hacer investigación, en este sentido Varela funda el “Mind and Life Institute”, creado en la década de los ochenta reúne científicos, humanistas, entre ellos Daniel Goleman, Richard Davidson, Antonio Damasio, Alan Wallace, Matthieu Ricard, entre otros y por supuesto monjes de alta trayectoria meditativa, entre ellos al XIV Dalai Lama, para dialogar e investigar el funcionamiento del cerebro y la mente a la luz de las enseñanzas budistas y científicas.

Es importante resaltar estas nuevas formas de hacer ciencia acompañada de enseñanzas milenarias que poseen el conocimiento empírico y fenomenológico en cuanto al conocimiento de la mente se refiere, este tipo de encuentros no solamente permiten descubrir saberes al interior de las ciencias cognitivas sino que también permea otros saberes como la bioética, educación, física cuántica, epistemología filosófica, psicología y biología, así como la interacción de dos culturas que unidas buscan profundizar en el conocimiento de la realidad y del funcionamiento de los procesos mentales.

Este tipo de saberes irán apalancando nuevos paradigmas en el modo de hacer ciencia e investigación, en la actualidad hay un avance significativo en ciencia y tecnología, el poder de comunicación global ha permitido un desarrollo a nivel cognoscitivo amplio, en el campo de la medicina hay descubrimientos importantes, sin embargo existe una carencia en el desarrollo de cualidades humanas importantes como la empatía, la alteridad y la compasión, las cuales son fundamentales para la felicidad y la salud mental, en ese orden de ideas es importante que la ciencia se involucre  en estos asuntos a fin de no ser nociva para la comunidad humana ni para otros seres, debe ser dirigida en beneficio de las sociedades y no para crear destrucción o dañar la calidad de vida de las personas al ponerse al servicio de políticas arribistas donde el sentido de otredad es nulo.

 

Sandro Montenegro Montenegro

 

REFERENCIAS

 

 

Azcárraga. (2003). Ciencia y filosofía. Valencia: Métode. Recuperado en:    www.uv.es/~azcarrag/pdf/2003%20CienciaFilosofia%20sin%20ilustr.pdf

Dalai Lama. (2006). El universo en un solo átomo. (1ra ed.). Barcelona: Random House        Mondadori.

Varela, F. (2002). El fenómeno de la vida. (2a ed.). Santiago de Chile: Dolmen.

 

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