EL AHORRO, UNA DINAMICA PARA LA VIDA

 

El dinero va y viene,  cambia de una mano a otra e incluso pierde el concepto material para transferirse de un lugar a otro; De modo que, es un recurso necesario y unidad de medida que permanentemente acompaña las dinámicas de la vida. En vista de ello, el dinero es de esas cosas que deslumbra a muchos y genera zozobra en otros. En consecuencia, en una sociedad consumista, el dinero se convierte en esa herramienta dinamizadora de los mercados, donde la acumulación y el gasto requieren de un equilibrio programado en virtud del crecimiento en los niveles de vida personal, comunitario y social. Por lo tanto, este vaivén de fluctuaciones monetarias requiere de pautas programadas en la administración de los ingresos y gastos (finanzas) de cada individuo mediante una consciencia racional,  emocional y temporal.

Un aspecto fundamental en las finanzas personales está relacionado con el ahorro desde una edad temprana, incentivar este tipo de hábitos permite analizar y comprender diferentes instrumentos, mecanismos y experiencias, permitiendo adquirir  dentro de los aciertos y errores oportunidades de aprendizaje que se fortalecen con el paso del tiempo propiciando bienestar; Cuando se habla del ahorro, no solo se enfoca en virtud del dinero, también se correlaciona con el gasto y las emociones que la acción conlleva. Así mismo, se puede considerar como la manera en que se  evita incurrir en un gasto innecesario de  factores como tiempo y/o esfuerzo. Por esta razón, enfatizar en el ahorro desde las prácticas del cotidiano vivir permite no perder de vista un futuro promisorio mediante la distribución adecuada de los propios recursos.

Día tras día consciente e inconscientemente se presencia y participa en este flujo de intercambio de dinero, situación que conlleva a indagar… ¿somos conscientes del comportamiento de nuestras finanzas por pequeñas que estas cuantías sean?, ¿Qué medidas adoptamos para fomentar el ahorro como actor estudiantil?

Dentro del contexto escolar parecería que el ahorro no presenta tal relevancia en comparación de otras competencias académicas que se contemplan; Sin embargo, la prevalencia de fortalecer competencias destinadas para la vida que dentro de esta práctica se encuentra intrínseca, debería de poseer la apreciación que se merece. Por ende, acciones como venta de dulces, dinero recibido por los padres o adquirido en contraprestación de otras actividades nos involucra como actores activos en el sistema económico.

De hecho, pequeñas acciones como planear la compra de materiales en trabajo grupales en el desarrollo de actividades académicas, controla los egresos para evitar gastar de más. Así como cuantificar los ingresos recibidos por aportes de los padres para alimentos del recreo manteniendo un control de los gastos en la medida de poder generar un ahorro frecuente cada día. De igual manera, el cuidado de útiles, uniformes, materiales de uso escolar posibilita un ahorro en el hogar, prescindiendo de gastos adicionales sobre los cuales se pueda incurrir. Además, la posibilidad de generar espacios de participación dentro del aula en los cuales se puedan debatir propuestas con relación a aspectos cotidianos para fomentar el ahorro del dinero en los sitios de interacción, medios de transporte público, diversión y ocio, compra de víveres, facturas de servicios públicos, vacaciones, entre otros. Las anteriores dinámicas contribuyen en gran medida a generar base para el diseño, organización y ejecución de las finanzas personales.

Finalmente, cabe resaltar que cada uno es dueño de su propio destino y el sueño alcanzable de las metas y propósitos depende en gran medida de las estrategias y decisiones que se  adopten basados en las mejores prácticas para la vida, todo fundamentado en la disciplina y constancia;  por esta razón, la invitación es a la reflexión y al pensamiento crítico de la manera como llevamos a cabo la administración de nuestros recursos disponibles.