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LA EDUCACIÓN INCLUSIVA

 

 Recuperado de: https://unah-inclusiva.medium.com/la-educaci%C3%B3n-inclusiva-255d9774dfd3  

 

Para comenzar, es necesario afirmar que la inclusión educativa se comprende como un proceso para entender y responder a la diversidad que se encuentra inscrita en el desarrollo humano y en ocasiones no se concibe de esta manera. Las comprensiones de desarrollo dentro de un enfoque inclusivo han avanzado con el progreso de la ciencia y de la investigación desde diferentes campos  (psicología, sociología, antropología y economía).

Remitirse a las diferentes maneras de entender la inclusión educativa resulta importante porque permite explicar cómo se construyen los sujetos en tanto individuos y colectividad, cómo se inscriben en el mundo social y cómo dan un sentido a su vida en el horizonte del ciclo vital, teniendo derecho a ser diferentes, pero, además, porque este conocimiento permite orientar las actuaciones de quienes, de distinta manera, participan en los procesos de constitución de la personalidad individual y social de un ser humano con ciertas necesidades educativas.

Por lo anterior, es importante que los educadores inicien su quehacer pedagógico promoviendo un  desarrollo inclusivo en los estudiantes, partiendo del descubrimiento del ser mismo, haciendo referencia a su edad y a las singularidades propias de su vida.

“el descubrimiento de que el niño existe como un ser sustancialmente distinto del adulto y sujeto a sus propias leyes de evolución, el niño no es un animal ni un hombre, es un niño. La humanidad tiene su lugar en el orden de las cosas, la infancia tiene también lo suyo en el orden de la vida humana, es preciso considerar al hombre en el hombre y al niño en el niño, cada edad y cada estado de la vida tiene su perfección conveniente, su peculiar madurez. Y no solo es la infancia una etapa, sino es un conjunto de estadios sucesivos que, progresivamente, conducen al              hombre.”1

Podría decir, que esta concepción trae consecuencias importantes para la identificación y comprensión de las problemáticas de los estudiantes, así como para las nociones educativas y pedagógicas. Entre estas problemáticas pueden mencionarse: la preocupación por las formas en que la niñez evoluciona y se desarrolla dentro del marco de la inclusión y el respeto por las diferencias; la reflexión acerca de las maneras en que se relaciona con el medio y con otros para adquirir e incorporar experiencias útiles en su proceso evolutivo y el papel de la educación como medio para contribuir el desarrollo de los estudiantes en igualdad de oportunidades.

Esta última, conlleva a la atención integral y de calidad, justa y equitativa para todos los estudiantes, la cual se puede concebir como un proceso que obedece a las necesidades de estos estudiantes; por consiguiente, debe responder a las prioridades y necesidades que se requieran, ofreciendo las oportunidades educativas y ayudas necesarias para su proceso académico y personal, favoreciendo el desarrollo de la autonomía y no puede ser concebida únicamente como la prestación de un servicio, enseñanza de algunas habilidades y destrezas. La educación inclusiva debe iniciar a temprana edad y debe tener claridad en su interés por el desarrollo total del estudiante; por tanto, debe buscar la integración de sus intereses y necesidades, teniendo en cuenta su historia de vida, rol e influencias familiares y culturales, involucrando la participación comunitaria educativa, con el máximo de actores posibles, aprovechando el aporte de las instituciones públicas y privadas; ya que todos estos comparten corresponsabilidad2 y responsabilidad en la educación, la socialización y el bienestar integral del niño, partiendo desde la mirada que todos aprendemos de manera diferentes.

“reconocer a niños, niñas y adolescentes como sujetos de derechos implica a partir de su condición de actores transformadores de su propia realidad. Tanto en el plano individual como colectivo, es necesario crear espacios, facilitar condiciones y construir mecanismos que permitan el pleno ejercicio de la autonomía, el reconocimiento de sus propios derechos, la exigencia d su cumplimiento y el rechazo de vulneración”.3

Concebir al niño como sujeto de derechos, su educación en y para la participación en el proceso pedagógico, la perspectiva de género y la inclusión social4 se constituyen en lugares desde los cuales es posible iluminar la propuesta para lograr un desarrollo integral, tanto para estudiantes con necesidades educativas especiales como para los demás estudiantes, adaptándose a las diferencias individuales de cada estudiante.

La participación dentro de una educación inclusiva, entonces debe ser asumida desde una mirada                       política y cultural donde se reconozca a los niños y niñas, si bien como sujetos de derecho y del                    derecho a la “protección y la atención de sus necesidades por parte de la sociedad, sino que cuentan también con derechos civiles y políticos, que restituyen para ellos y ellas libertades básicas específicas que promueven su calidad de vida en la niñez. Con esto se da un mayor reconocimiento al niño y la niña como ciudadano y como sujeto, lo que de alguna manera se traduce en la posibilidad de una mayor participación social de la infancia”.5

Es un derecho del niño y la niña poder participar en escenarios educativos, diferentes al familiar, que sirvan para promover su desarrollo. Especialmente para los niños y niñas que presenten una condición de discapacidad o problema de aprendizaje; ya que de esta manera pueden encontrar una ocasión de superar las condiciones de socialización y hallar oportunidades que contribuyan a potenciar su desarrollo y esto dado que los primeros años de vida del niño y la niña son claves para un desarrollo adecuado posterior; es decir son básicos en la estructuración fisiológica e integralidad de su personalidad individual y social.

El niño aprende interaccionando con su ambiente transformando activamente sus relaciones con el mundo de los adultos, de las cosas, de los acontecimientos y, de manera original, de los coetáneos. En este sentido participa una construcción de su yo y una construcción del de los otros”.6

Ahora bien, la práctica misma de la educación no puede realizarse sin la participación de la familia, pues esta es fundamental para el desarrollo infantil dentro de una educación inclusiva. La educación debe ser una tarea compartida entre la familia y los docentes cuyo objetivo principal es la formación integral de los estudiantes, ambos actores tienen la responsabilidad de hacer partícipe al otro, facilitando la comunicación para que se sientan responsables en el proceso educativo. Con una comunicación pertinente entre todos los actores que intervienen en el proceso pedagógico, se producirá el desarrollo intelectual, emocional y social en los niños y las niñas en las mejores condiciones. Adicionalmente, algunos estudios revelan que una educación con prácticas inclusivas en la edad temprana actúa en el futuro sobre la vida social y profesional de las personas con necesidades educativas especiales.


Gutiérrez Granados Jenny 
                                                          ambar1823@hotmail.com


1 Juan Jacobo Rousseau. Emilio o de la educación.

2 Corresponsabilidad: la concurrencia de actores y acciones conducentes a garantizar el ejercicio de los derechos de los niños, las niñas y los adolescentes. La familia, la sociedad y el Estado son corresponsables en su atención, cuidado y protección. Ley 1098 Código de infancia y adolescencia. Art 10.

3 Alcaldía Mayor de Bogotá. (2004) Política por la Calidad de Niños; Niñas Y Adolescentes. 2004-2008

4 “el proceso de construcción de política social, el concepto de inclusión ha estado ligado de manera indisoluble a los conceptos de equidad y justicia social. Se concibe, pues, la inclusión como la capacidad del Estado y de la sociedad para generar las condiciones materiales, que permitan a los ciudadanos y a las ciudadanas ser parte de una colectividad y de una organización social que garantice sus derechos de forma integral. Al mismo tiempo, la inclusión se propone como el ejercicio de una ciudadanía activa en donde los sujetos establecen vínculos vitales consigo mismo y con lo demás seres humanos, con el propósito de participar en el desarrollo social, mediante el reconocimiento de la diversidad y de la diferencia”. Alcaldía Mayor de Bogotá. (2003) Consejo Distrital de Política Social. Lineamientos Generales de Política Social para Bogotá 2004-2014.

5 Convenio SDIS, ICBF, UNICEF, CINDE, Save de Children. La participación Infantil en el Desarrollo de Niños Y Niñas; Bogotá 2009

6 Malaguzzi. 2001



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